Se entiende por práctica reflexiva la acción intencionada y sistemática de pensar sobre lo que se hace, con el fin de mejorarlo o encontrar alternativas para ello. Por tanto, no basta con pensar sobre lo que se hace sino que hay que seguir un procedimiento establecido, que permita el cuestionamiento de las experiencias vividas de forma continua, flexible, abierta y que evite, en lo posible, las ideas preconcebidas.

En el ámbito educativo se podría emplear esta práctica para reflexionar, de modo individual y colectivo, sobre la práctica pedagógica digital que se desarrolla en el aula y el centro, con la finalidad de identificar problemas y carencias para su mejora.